Jarrón con hojas
Martín Azúa sigue explorando la relación de la cerámica con la naturaleza. El proyecto comenzó en 1999 cuando abandona por primera vez en el rio Urederra en Navarra jarrones de cerámica porosa para recoger “la mancha natural”. Líquenes y pequeñas plantas se instalaban en el jarrón demostrando que la naturaleza puede representarse a sí misma.
La cerámica me interesa por su carácter universal y ancestral, pero también por la proximidad de la técnica cerámica a los procesos y fenómenos naturales: la tierra, el agua y el fuego interactúan de la misma manera que lo hacen en la naturaleza pero en un proceso controlado por el hombre